Piezas de Yale retornarán en 99 años. La República, 5/3/08
Memorando de entendimiento entre Perú y Universidad de EEUU establece condiciones que no favorecerían a Perú. En dos años la U. de Yale devolverá 350 piezas y el resto en cerca de un siglo. Se estima que Hiram Bingham se llevó cinco mil objetos.
Flor Huilca. Cusco.
Si bien la Universidad de Yale, EEUU, anunció que después de 94 años devolverá las piezas arqueológicas sacadas de Machu Picchu por Hiram Bingham, esa repatriación se hará con condiciones, en partes y en largos años. La totalidad de las piezas prestadas a esa universidad norteamericana serán entregadas al Perú dentro de 99 años, de acuerdo con el memorando de entendimiento firmado por el Estado Peruano y esa casa de estudios.
El memorando fue suscrito en noviembre del 2007 por el ministro Hernán Garrido Lecca en representación del Perú, pero no se difundieron ampliamente sus alcances. La República tuvo acceso al documento y presenta en esta nota los puntos controversiales del memorando que servirá de base para el acuerdo definitivo.
EL MEMORANDO
El documento señala que el Perú y la Universidad de Yale "desean resolver amigablemente todas las cuestiones concernientes a la propiedad y posesión de los materiales" y que buscan crear un modelo de cooperación y administración continua de dichos materiales, que son de importancia para el Perú y el mundo.
En ese sentido, se establece que las piezas de calidad de museo, aquellas que están en condiciones de ser expuestas –cerca de 350 según estimaciones del INC– serán devueltas al país luego de una exhibición viajera que pasará dos años recorriendo Estados Unidos, Canadá y otros países seleccionados, en conjunto, por Perú y Yale.
El cumplimiento de este punto está condicionado a la construcción de un museo y un centro de investigación que será supervisado por un directorio en el que debe participar Yale.
Sobre el resto de las piezas –se estima que todos los objetos sacados del Perú por Hiram Binhgam son más de cinco mil, muchos de ellos fragmentos de cerámica– no se precisa exactamente cuándo serán devueltos ni en qué condiciones.
Solo se establece que la Universidad de Yale tendrá derecho de usufructo sobre el total de las piezas. Usufructo, de acuerdo al documento, significa que tendrán "los derechos de posesión, uso y deleite académico, científico, con fines de curaduría y museología, estudio, restauración, ensamblaje, fechado mediante métodos químicos y físicos, exhibición, préstamo de exhibición, publicaciones y reproducción sin ningún pago monetario."
El usufructo sobre las piezas museables y "una parte de las piezas que no son calidad de museo, que deberán ser piezas sobre las cuales Yale no tiene contemplados planes de investigación" terminará cuando esté construido el museo y concluya la exhibición viajera. En ese momento serán repatriadas al Perú.
De las piezas que se quedarán con Yale, el derecho de usufructo que reconoce la posesión de ellas, terminará dentro de 99 años más. Lo que implica que al término de esos años la Universidad de Yale recién podrá devolverlas al Perú.
Otro de los puntos preocupantes del memorando es que el Perú renuncia a la jurisdicción nacional para resolver las diferencias que puedan darse sobre las piezas. Las controversias se resolverán en el distrito judicial de Connecticut, EEUU, en la Corte Superior de ese Estado y estarán sujetas a las leyes de ese Estado. Ambas partes, además, reconocen expresamente "que la propiedad que es objeto de esta disputa tiene un valor bastante mayor que U$ 200 mil dólares y que su ciudadanía es diversa".
Según David Ugarte, ex director del Instituto Nacional de Cultura del Cusco, las condiciones en las que se establece la devolución son preocupantes, pues la Universidad de Yale asume derechos que no le corresponden, toda vez que las piezas son de propiedad del Perú y deben ser devueltas sin ningún tipo de condiciones, salvo la cooperación académica.
"Reflejan una actitud paternalista. Nos están diciendo que reconocen que los objetos son nuestros pero que ellos seguirán disponiendo de ellos hasta que nos los devuelvan. Una parte la entregarán en algunos años y el resto en 99 años más. Eso no es aceptable", indicó.
Se mostró, además, preocupado por la valoración que les asignan a las piezas incas. Si bien aclara que el patrimonio cultural no es cuantificable, 200 mil dólares es una suma bajísima para cotizar la colección. Recordó que cuando salieron del Cusco pinturas y objetos incas para ser exhibidos en Europa, la aseguradora le asignó un valor de 25 millones de dólares.
Advirtió que la Asamblea Universitaria de la Unsaac se reunirá el lunes para emitir un pronunciamiento exigiendo se reconsideren los puntos de este memorando en el acuerdo final que debe firmarse pronto.
Jorge Flores Ochoa, antropólogo y reconocido estudioso de la cultura inca, señaló que la posición de Yale es contradictoria con el consenso mundial que facilita la repatriación de tesoros a sus lugares de origen, sin condiciones. Precisó además que las piezas que no son museables no deberían esperar 99 años para regresar al país, porque son de particular importancia para las investigaciones arqueológicas. Ello no implica que habrá restricciones para los investigadores de Yale ni de otras partes del mundo que quieran acceder con fines de investigación. Recordó que en EEUU se aplica la Ley NAGPRA que regula la restitución a los pueblos indígenas de los objetos extraídos de sitios ceremoniales. "Esa misma norma debe aplicarse en este caso", precisó.
ANÁLISIS
Mariana Mould de Pease
Historiadora
"El proceso de devolución de los materiales arqueológicos que Hiram Bingham retirara de Machu Picchu entre 1909 y 1916, para depositarlos en la Universidad de Yale, se inició en 1912, como se puede verificar en los medios de comunicación cusqueños. Entonces, al igual que ahora, el gobierno del Perú y el gobierno regional inca tenían serias dificultades de comunicación, por lo que Yale, con la financiación de la National Geographic Society, pudo imponer sus condiciones y criterios. Sin embargo, en 1990 el gobierno de George Bush promulgó la ley que regula la restitución a los pueblos indígenas estadounidenses de los objetos retirados de sus tumbas. Por lo que ahora, para los estadounidenses, es una vergüenza que Yale sea tan arrogante, y se pregunta si hay alguna posibilidad de que los indígenas de América del norte se pongan al lado de los indígenas del sur del continente, en esta restitución cultural".
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