Dialogo con Luis Lumbreras. El Comercio 16/3/08

DIÁLOGO CON LUIS LUMBRERAS SOBRE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL

Cosas claras

Por Enrique Hulerig

Lo único que se conocía del acuerdo entre Yale y el Gobierno Peruano era que la universidad le devolvía al Perú 384 piezas que Bingham se llevó de Machu Picchu. La noticia, sin embargo, sufriría un vuelco: En el artículo “The Lost Treasure of Machu Picchu”, de Eliane Karp, aparecido en el suplemento dominical de The New York Times el pasado 23 de febrero, revela algunos los alcances del impenetrable acuerdo, entre otros, uno que le cede a Yale derechos sobre nuestro patrimonio por 99 años. Luis Guillermo Lumbreras, último director del INC, dialoga sobre este y otros temas, como la Ley 29164 o sus recientes trabajos en Wari. El destacado arqueólogo sostiene que existen normas legales referidas a la repatriación de las piezas que estarían siendo vulneradas por la actual comisión encargada de esa tarea.

La desinformación sobre el Memorándum de Entendimiento ha llegado al punto que se desconocía que desde hace años existen dispositivos legales que prevén la repatriación completa de la colección. ¿Cuáles son estas normas?

-Se ha pasado por encima de la Ley 28778, que establece la existencia de una comisión integrada por representantes del Congreso, del Ministerio de Justicia, del gobierno regional del Cusco y de la Municipalidad de Machu Picchu, además de los de Relaciones Exteriores y el INC. En la nueva comisión, nombrada por encima de esta norma, no aparece ninguno de estos representantes, salvo los de RR.EE. y el INC. Por lo tanto, la actual es una comisión ilegal. Aquí tengo el acta de la primera reunión de la comisión constituida por orden del Congreso: estábamos los representantes de RR.EE., de Justicia, del Congreso, yo como director del INC, el del gobierno regional del Cusco, y el de la municipalidad de Machu Picchu. Hubo una segunda reunión, el 10 de agosto del 2006, en la que se planeó una tercera para el 25 de agosto, donde ya no estuve porque dejé el INC el 20 de agosto. Se supone que debieron haber continuado, pero aparentemente no. Después no ha salido ninguna resolución derogando las anteriores ni mucho menos la ley que designó la comisión original. Esto confirma la irregularidad de la comisión actual. Independientemente de eso, que debe ser objeto de examen por la Contraloría y el Ministerio Público, el problema central es la violación de la Constitución, que es expresa en señalar en su artículo 21 que los bienes arqueológicos son de la Nación y no hay modo de transferirlos a terceros. Espero que las cosas se corrijan porque, de otro modo, el único camino que quedaría es una sanción rigurosa a quienes han violado las leyes de esta manera.

Durante su gestión al frente del INC el Estado peruano le entabla un juicio a Yale.

-Así es. El Congreso autorizó el proceso y el Estado, a través de la R.S. 253-2006-RE, dio una partida para contratar abogados en Estados Unidos. Y es que tras cuatro años de negociaciones con Yale, al final se llegaba a estos resultados inaceptables que hora el Perú está aceptando.

Como director del INC usted pidió un informe sobre la Colección Machu Picchu, lográndose identificar 4.092 piezas en la Web del Museo Peabody, sin embargo esta información desapareció a los pocos días. Yale considera que solo 384 piezas deben regresar. ¿A qué obedece ese criterio?

-Yale ha establecido un criterio indeseable: devolver solo las piezas museables, es decir, que pueden ser expuestas. Esto es subjetivo porque depende de lo que uno quiera mostrar en una exposición. Si lo que quiero mostrar son las botas de Benito Juárez, pues las muestro, por muy gastadas que estén. En el informe evacuado por Bingham en 1930 se menciona que en la entrada de uno de los recintos de Machu Picchu se encontró gran cantidad de fragmentos cerámicos. Seguramente para Yale no son museables. Me imagino están pensando solo en objetos de arte, vasijas enteras, cosas así. Habrá que ver cuán ingenuos creen que somos.

Una delegación de funcionarios del INC regresó de Yale hace poco. ¿Es posible que el MDE se esté ya ejecutando?

-Lo que tenemos es un Memorándum de Entendimiento, no un acuerdo final que diga “Hágase esto de esta manera”. Lamentablemente creo que se está caminando en esa dirección, la de cumplir con los términos de referencia contenidos en el MdE. Esta delegación del INC ha viajado a recibir, por segunda vez, el inventario de piezas. El primer viaje, hecho en setiembre, aparece reseñado en el número 29 de la revista del INC, Gaceta Cultural del Perú, de octubre del 2007. Allí, en una foto, la directora del INC muestra el inventario que Yale le entregó, supongo con las 384 piezas que decidían devolver. Ahora ha viajado con otros siete funcionarios a recibir lo mismo. ¿O qué es lo que ha recibido? La verdad no sé a qué otra cosa puede haber ido, a menos que sea a firmar el acuerdo final. Pero no sé si esté capacitada para hacerlo: le falta una orden del Congreso con consulta al Tribunal Constitucional, ya que este es un asunto que toca a la Constitución.

¿Se conoce algún aspecto del inventario?

-No, ya debiera haberse hecho público. Si la señora Bákula tiene guardado el inventario, no veo razón para que no lo dé a conocer. Ella es una funcionaria pública que tiene que obedecer las leyes peruanas, no lo que digan los caballeros de Yale. Sé de que piezas se trata y no existe ninguna que requiera de urnas especiales. No entiendo a qué se refieren quienes están de acuerdo con este MdE cuando dicen que son “piezas muy delicadas que solo la gente de Yale puede tratar”. Mi impresión es que los funcionarios que han viajado no tienen la menor adhesión por las cosas que simbólicamente son importantes para los peruanos.

LEY DE CINCO ESTRELLAS

¿Se sabe si el Congreso ha pedido la opinión de algún arqueólogo o conservador para redactar la Ley 29164?

-El texto es, fundamentalmente, una fragua de congresistas y personas con capital para invertir en negocios de alto nivel. Estos restaurantes y hoteles no están pensados para peruanos. Ya lo manifesté en una oportunidad, en agosto del 2006, cuando una ONG organizó un evento que serviría para explicarles a los congresistas los puntos de vista que los técnicos teníamos sobre el tema. Fuimos invitados a la comisión -creo estaba presidida por el señor Bruce- yo como arqueólogo, mi hijo Luis Elías como especialista en turismo y la doctora María Elena Córdoba como especialista en legislación cultural. En los tres casos nuestra posición fue tajante: la ley era inconveniente. Pensé que el proyecto había sido archivado, hasta que nos enteramos que había salido ya como ley, con términos que en ese tiempo ni siquiera habían sido redactados. El sentido de la ley era tratar de imitar lo hecho en Huaca Pucllana. Nosotros explicamos que en ningún momento el restaurante La Huaca financió la investigación arqueológica ni la conservación de Pucllana. Es un gran negocio, pero para su dueño. Para la huaca, básicamente a cargo de la municipalidad, el restaurante es una decoración. Esta es una ley poco clara, que entrega a entidades privadas la administración de los espacios que afectan los monumentos, lo que no importaría si no fuera porque esas entidades tienen por objetivo lucrar con el monumento, no preservarlo ni estudiarlo. El Estado está renunciando a su obligación de cuidar un patrimonio que finalmente no es de él sino de la Nación.

Al dispositivo le hace falta un criterio técnico: no precisa cuáles son las áreas adyacentes al monumento. ¿No habría riesgo de que construya en esos espacios y se distorsione el paisaje cultural?

-Un resto arqueológico no es otra cosa que el testimonio de un momento determinado de la historia. Y puede ser, incluso, un montón de cenizas con carbones, lo que indicaría la importancia de un sitio por haber sido el espacio donde hubo gente en torno a un hogar. Es bastante relativo el peso específico que se le pueda dar a un resto arqueológico en términos de su valor patrimonial. Cada testimonio es único y nos sirve para reconstruir una imagen de nosotros. Pero un resto arqueológico es también la transformación realizada en el medio ambiente por la intervención humana, que puede ser tanto la construcción de una vasija de arcilla como el lugar donde estuvo sentado Miguel Grau. Un ejemplo concreto: hay una pampa encima del Morro Solar cuyo único valor es ser testimonio de una etapa de nuestra historia, con un contenido simbólico específico. Por esta razón fue declarada monumento, no por los valores extrínsecos que podría tener. Ahí hubo una batalla, ese es su valor. Es lo mismo con un monumento arqueológico y su entorno. Si se le impone a esa pampa un edificio de 3 pisos, se le mata. Si se pone al lado de Machu Picchu un hotel de 5 estrellas, se le mata.

¿Entonces los entornos naturales alrededor de los sitios arqueológicos están en peligro?

-Sí. En Choquequirao ni bien se comenzó a valorizar aparecieron compradores de terrenos. No los pobladores locales sino un conjunto de personajes que compran todo. ¿Para qué? ¿Para sentarse a ver el sitio? Es evidente que es para otra cosa. Si las leyes ya permiten esto, cualquier sitio arqueológico que se plantee como una posibilidad turística podrá ser convertido en una tienda de baratijas. Ya hay una gran cantidad de propietarios nuevos cerca de Choquequirao. Por ahora tienen limitaciones, pero con la ley ya está todo justificado.

Bruce dice que Pucllana era un terral hasta que la inversión privada la puso en valor.

-Eso es totalmente falso. Los trabajos comenzaron en 1967 cuando era alcalde de Miraflores el historiador Juan José Vega, que nos llamó a un grupo de arqueólogos, dentro de los cuales estaba Isabel Flores, para examinar el sitio. De hecho Pucllana comenzó como una intervención de la municipalidad y una junta de vecinos. La creación del restaurante responde a la ampliación de un programa que consistía en hacer un restaurante para el personal. Comenzó como un restaurantito y a alguien se le ocurrió hacer un restaurante grande, y así se hizo, pero como parte de un proyecto que ya estaba en pleno funcionamiento. La condición que se puso es que de lo que cobraban una parte iría a la municipalidad. No es cierto que la iniciativa privada haya dado origen a Pucllana.

Antes de promulgar leyes específicas, ¿no sería conveniente que el Estado defina una política turística coherente? No se sabe qué tipo de turismo se quiere atraer, si educativo o comercial.

-En principio, el turismo es una fuente de ingresos. Pero tiene otro componente: es el medio a través del cual se comunican experiencias históricas o naturales a una comunidad extensa. Es un medio de entretenimiento pero también de absorción de conocimiento. Una política turística debiera comenzar del supuesto básico de que el turismo en el Perú es esencialmente cultural. El 90% de las personas que vienen al Perú no viene por sus playas: viene por el atractivo que tienen los monumentos arqueológicos, que no hay en otra parte del mundo, Machu Picchu, Nasca, Sipán. Por otro lado, si uno hace una estadística, se va a encontrar con que el 80% de los turistas son peruanos. En consecuencia debe desarrollarse una política para peruanos, no solo para extranjeros. Hay que atender el turismo del exterior; pero hay que pensar en ese 80%. Esta ley no tiene nada que ver con el turismo nacional.

¿No hubiera sido mejor considerar la posibilidad de dos leyes, una para el patrimonio monumental arqueológico y otra para el colonial?

-Sí, son cosas diferentes, incluso los especialistas son otros. Lo que ocurre es que el Estado peruano nunca le puso mucha atención al patrimonio histórico ni arqueológico. Hubo una suerte de estigma detrás de esta cosa que era de indios y era popular. Es una política totalmente diferente a la que, por ejemplo, tiene México, que canaliza una parte significativa de sus recursos vía el turismo cultural, es decir, la gente que va a México va a ver, aparte de las playas, la Ruta Maya o Teotihuacán. Y todo es inversión del Estado. El cuento de que solo con la inversión privada las cosas florecen, no es cierto. No lo es en México, no lo es en Egipto ni en Grecia y no lo es en España.

EL RESURGIMIENTO DE WARI

El gobierno regional de Ayacucho le ha encargado un Plan de Manejo para Wari, que significará, por primera vez, un circuito turístico prehispánico en Ayacucho.

Así es. Habíamos insistido con el Mincetur para que se pusiera más atención sobre Ayacucho en los programas de turismo, y es que, por diversas causas, se marginó a la región. En el Plan Nacional de Turismo, de tiempos de Fujimori, no se considera a Ayacucho una zona turísticamente manejable. Pero insistimos y el resultado fue una partida para que se hagan estudios a través de un Plan de Manejo, es decir, cómo presentar la ciudad adecuadamente, cómo convertirla en un centro de interés turístico y al mismo tiempo bien manejado desde el punto de vista arqueológico y de conservación. En Wari inicié mi carrera de arqueólogo, y no regreso a la ciudad desde 1970.

¿Una vez que empiecen las excavaciones qué se espera encontrar?

Las pocas cosas que se han logrado excavar indican que Wari era una ciudad pomposa. Pero los buscadores de tesoros le dieron vuelta, cavaron por todos lados, echaron muros, provocaron derrumbes: la ciudad está enterrada por sus propios escombros. Y apenas uno excava aparecen cosas no imaginadas, como sótanos de tres niveles con 14 ó 15 metros de profundidad -es decir sótano 1, 2 y 3 en una misma zona-, con galerías y recintos internos. Es impresionante. También comienzan a aparecer edificios de dos o tres pisos. No es tan fácil de imaginar porque lo que vemos ahora de Wari son un montón de piedras cubiertas con matorrales. En resumen, esta es una ciudad fortificada, con una suerte de guerreros-sacerdotes asociados al culto y a un régimen militar teocrático, donde las figuras divinas son parte de la parafernalia guerrera. Supongo, además, que vamos a encontrar el antecedente inmediato a la formación del imperio inca. Casi todo lo que describieron los españoles de los incas en el siglo XVI se encuentra en Wari: mitimaes, arquitectura con puertas trapezoidales de doble jamba, muros de piedra labrada, quipus, qhapaq ñan, palacios inmensos de 200 x 200 mts. con la forma de la cabeza de un felino. Ya veremos cuánto de esto es ilusión y cuánto es cierto.

LAS NORMAS VULNERADAS

Art. 21º de la Constitución Política;
Ley Nº 28296 (21/07/2004) Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, sobre todo en sus artículos VI y 34º, numeral 34.2, ambos en contradicción con las secciones 5 y 3 del MdE.
Art. 228º del Código Penal.
Ley Nº 28778 (12/07/2006) Ley de Repatriación de los objetos arqueológicos de la Colección Machu Picchu de la Universidad de Yale, cuyo Art. 2° crea la comisión de repatriación.
D.S. Nº 096-2006-EF (23/06/2006), que autoriza una transferencia de US$ 250.000 a RR.EE. para atender servicios de asesoría legal en EE.UU.
D.S. Nº 115-2006-EF (17/07/2006), que autoriza una transferencia de 2′970.000 soles a RR.EE. para cubrir costos de repatriación.
R.S. Nº 253-2006-RE (11/07/2006), que autoriza la contratación de servicios de asesoría legal (por 825.000 soles) para el proceso judicial.

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