"Bocas Bien Cerradas" sobre la ley 3464. La República, 20/9/09
E l escandaloso proyecto de ley enviado al Congreso por el Ejecutivo para quitarle al Instituto Nacional de Cultura la facultad de señalar los bienes que integran el patrimonio cultural de la nación no ha provocado ningún escándalo. Ha habido algunas protestas, sí, y uno que otro medio se ha ocupado del tema, pero pese a su gravedad el hecho viene pasando poco menos que desapercibido.
Los arqueólogos, los historiadores, los artistas, los intelectuales en general, como las instituciones que los representan, es decir, aquellos de quienes cabría esperar una reacción enérgica, se mantienen hasta ahora en silencio. Quizá en esto influya el escaso aprecio que se tiene por el INC, tan burocrático y tan pálido. Pero hablaría muy mal de ella que la intelligentsia del país viera impasible que en vez de los especialistas del INC –que han dado pruebas de su celo– sea el Congreso de la República –que tantas pruebas viene dando de la defectividad de sus miembros– quien decida cuáles bienes culturales deben preservarse y cuáles no. Sobre todo si la decisión se ha de tomar cuando hay intereses mercantiles opuestos a la preservación.
Está claro que el Ejecutivo trata de allanarle el camino a tales intereses. Lo que no está claro es por qué calla la gente del arte, del pensamiento, de la cultura, la que un tiempo atrás solía defender valores constitutivos de la nación.
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