Yale, suelto de huesos | LaRepublica.pe, 7/11/2010
Sería lamentable para todas las partes si el centenario de la llegada de Hiram Bingham a Machu Picchu (1912) encuentra a la universidad de Yale litigando frente al gobierno peruano en los tribunales de su país. Si para entonces el centro de estudios todavía insiste en retener lo que le fue prestado, acumulará más descrédito que artefactos arqueológicos.
Parte de lo que está en juego es la imagen de Yale y el explorador Bingham, y el 2012 dirá si en el centenario de su tropiezo con la ciudadela el estadounidense queda para la historia como el yanqui más célebre del espacio académico incaico, o si termina como un saqueador de tumbas a lo Lara Croft, pero en cámara lenta.
El tiempo demostró que se necesitaba algo más que el memorando de entendimiento no vinculante suscrito por Yale con el entonces ministro Hernán Garrido Lecca. Ese documento tuvo la virtud de establecer la propiedad peruana de las piezas, pero movió cualquier cumplimiento de obligaciones hacia las calendas griegas.
Quizás Yale leyó mal el memorando Garrido Lecca, y lo vio como el fin del forcejeo en torno de las piezas en lugar de su verdadero comienzo. Desde entonces la actitud reticente de la universidad ha terminado convirtiendo la discrepancia en un tema nacionalista que empieza a hacer un camino judicial en las cortes de los EEUU.
Lo de las piezas de Machu Picchu tiene características propias, pero no se da en el vacío. No solo hay ahora una creciente legislación internacional sobre saqueo arqueológico, sino acuerdos puntuales entre Perú y los EEUU para la confiscación y repatriación de piezas saqueadas de Sipán. No es el caso de Yale, pero tampoco la compañía que desea.
El saqueo y exportación de piezas arqueológicas es para el Perú un problema muy serio, del cual las 46,000 piezas alojadas en Yale son un pequeño capítulo. Los registros disponibles muestran que la exportación temporal autorizada con diversos argumentos ya era práctica establecida antes de la visita de Bingham, quien no inventó nada nuevo.
En abril de este año se realizó en El Cairo una reunión a la que asistieron 16 países para trazar una estrategia común para la recuperación de patrimonio arqueológico saqueado, y volverán a reunirse, Perú incluido, en abril próximo, probablemente en Grecia. Por el momento su perspectiva no es la legalidad, sino la buena voluntad.
En la cantidad y la calidad de las piezas que han brotado y siguen brotando del suelo peruano, tenemos eso que los franceses llaman embarras de richesse: siempre han sido demasiadas como para tratarlas adecuadamente. Lo cual habla de la necesidad de una aproximación específica, comenzando por las numerosas piezas que están en Yale, cuando regresen.
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