El museo nacional: un arqueoelefante blanco caminando para aplastar el futuro de la arqueología peruana. Portal Punto de Encuentro. 12/7/16
El museo nacional: un arqueoelefante blanco caminando para aplastar el futuro de la arqueología peruana
Estos días, por las redes sociales, se viene denunciando las afectaciones que está teniendo la zona intangible del sitio arqueológico de Pachacamac, ante los trabajos de rescate arqueológico que se desarrollan, con la finalidad de liberar el área de toda evidencia prehispánica, para la construcción del Museo Nacional, propuesto por el gobierno del Presidente Ollanta Humala, que es uno de los proyectos del SNIP (Código: 303849) de la cartera de iniciativas de inversión que tienen el Ministerio de Cultura.
La estructura a construirse abarcará 50,000 m2 y tendrá seis niveles, de los cuales 4 serán subterráneos. Le costaría al país la suma de S/. 516’952,273.00, según los estudios de factibilidad aprobados por el Ministerio de Cultura en tiempo récord, el 6 de enero de 2015 (sólo se tomaron 53 días hábiles para elaborar y aprobar tremenda inversión, cuando sus Unidades Ejecutoras pueden esperar más de 1 año sólo para aprobación de perfil de un proyecto, o casi tres meses para que el Ministerio de Cultura de opinión favorable al perfil de una Municipalidad o Gobierno Regional) y que podrían incrementarse hasta un 20% adicional a partir de la elaboración del Expediente Técnico, llegando a costar S/.620’342,727.60.
La ejecución de este proyecto es un despropósito hoy en día para el sector cultura y el estado peruano, y lo sustentamos a continuación:
Frente a estas cifras, los arqueólogos y gestores culturales a nivel nacional sabemos muy bien cuáles son las condiciones logísticas y de remuneraciones de las Direcciones Desconcentradas de Cultura (antes INCs regionales, hoy DDCs), además de lo poco o nada que se invierte en la seguridad de los sitios arqueológicos (caso de los geoglifos de Nazca y del recientemente destruido geoglifo en la quebrada de Santo Domingo, distrito de Laredo - Trujillo), sumando a ello las deplorables condiciones museográficas y de los gabinetes o almacenes de los museos regionales y locales.
El futuro Museo Nacional, tendrá un costo de operación y mantenimiento de S/. 22’816,978 al año, en los que estarían incluidos los altos costos por medidas que se tomarán para contrarrestar las altas condiciones de humedad que presenta el ambiente en que será construido, muy cercano al mar.
Mi estimado colega y lector, reflexionemos. Con estos recursos ¿cuánto se podría mejorar las condiciones de las DDCs regionales? Nuestros cálculos indican que destinando más de un millón de soles por año en inversión de proyectos para las 25 DDCs durante 10 años (que es el periodo de evaluación de un proyecto del Museo Nacional), se llegaría a S/. 265’990,400.00 que es algo más de la mitad de lo que invertirá en este museo.
Con esos recursos públicos, a la vez, se podría financiar un “Programa Nacional de cierre de brechas de infraestructura museográfica del Perú”, teniendo una cartera de Proyectos de inversión pública (PIP) destinados a mejorar, recuperar y equipar museos de enfoque macroregional. Así, en base a las propuestas para la gestión y gobierno de la cultura que estamos trabajando con un equipo de profesionales multidisciplinario del colectivo Reforma Cultural, se están proponiendo los siguientes PIPs: construcción del Museo macroregional de la Amazonia; del Museo macroregional del Altiplano; del Museo de la Independencia Americana en Ayacucho o del Museo de la Cultura Peruana en el terreno de El Chinchorro, ubicado en Arica, Chile (constituyendo un enclave cultural peruano en tierras chilenas); o mejorar y recuperar las condiciones de museos existentes, tanto regionales como locales. Todo ello apunta a desarrollar una política cultural de Estado que es “Fortalecer las identidades macroregionales a partir de espacios interculturales”; quizás como forma efectiva de romper el centralismo cultural limeño y apostar por la diversidad cultural representadas en cada una de las regiones del Perú.
El Museo Nacional tiene a la vez una ubicación muy lejana a la población. Mi pregunta es ¿los escolares de los distritos de Lima norte o los de San Juan de Lurigancho, Chosica y el Callo podrán llegar fácilmente a Pachacamac? Para ser más ilustrativos adjuntamos la siguiente infografía.
Demostramos que los museos nacionales de países como los de Francia y el de México, son muy accesibles en tiempo y distancia desde los centros de las respectivas capitales. El Museo Nacional alejará a las mayorías del acceso a su patrimonio arqueológico, dejando la cultura, nuevamente, para aquellos que sí podrán acceder en sus camionetas o en sus viajes de fin de semana largo: Cultura para algunos que pueden y quitándole a muchos que la requieren (que tal “inclusión social”).
Otro punto, ¿por qué hacer un monstruo de infraestructura con el inmenso volumen de tierra que se deberá remover para construir 4 niveles subterráneos de este Museo Nacional, cuando más efectivo y con menos costo para los peruanos, podría ser destinar parte de esos recursos para construir un museo más céntrico o mejorar y ampliar la infraestructura del Museo de la Nación?
Dicho sea de paso, el Museo de la Nación forma parte de un núcleo cultural en Lima, en el distrito de San Borja, ya que se articula con la Biblioteca Nacional, el gran teatro Nacional, las oficinas del Ministerio de Cultura, la estación La cultura del metro de Lima (que traslada y trasladará a miles de personas diariamente), además del futuro centro de convenciones que el gobierno del presidente Humala viene construyendo.
En cuanto a planificación, el Museo Nacional es, por no decirlo más, una obra improvisada ya que no se contempla en ningún punto del Plan de Manejo del santuario arqueológico de Pachacamac, aprobado el 10 de octubre de 2014 por Decreto Supremo 004-2014-MC, es decir, recientemente. Esta obra a construirse dentro de la zona intangible, ¿acaso podría impedir la futura nominación de Patrimonio de la Humanidad a Pachacamac?
Es importante la inversión pública para el cierre de la brecha en infraestructura de servicios culturales, pero esta debe ser planificada y sustentada en prioridad antes que en una necesidad. Es decir, no nos oponemos a tener una adecuada infraestructura para la protección, investigación y difusión de los valores del patrimonio cultural arqueológico, sólo que en estos momentos mejorar y repotenciar lo que tenemos, además de fortalecer la gestión pública cultural, es prioritario.
Espero que mis colegas arqueólogos, autoridades y gestores culturales, tomen en cuenta estos datos, pues en juego esta destinar recursos para mejorar la gestión pública de la cultura en el Perú, o dejar que este proyecto se concrete, para luego lamentarnos de su abandono y olvido, al no contar con recursos para su operación y mantenimiento, transformándose en ese “Arqueoelefante Blanco”. No seamos cómplices de una mala administración de los recursos públicos (sustentados con nuestros impuestos), que la historia luego, le pasará la factura al quehacer arqueológico.
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