“El Estado nunca estuvo a la altura de Puruchuco”. LR 1/12/11

Guillermo Cock

“El Estado nunca estuvo a la altura de Puruchuco”

Puruchuco es un oasis de historia prehispánica en una ciudad en la que los alcaldes consideran prescindibles las áreas arqueológicas. Su importancia como reducto inca, reconocida por National Geographic a través de documentales de TV y especiales en su revista, se halla sin embargo en riesgo desde que el Instituto Metropolitano planificara la ampliación de la avenida Javier Prado por encima de sus terrenos. Conversamos con el arqueólogo Guillermo Cock, cuyos informes han posibilitado la preservación de la información histórica que ahora corre peligro.

Por Enrique Hulerig

National Geographic ha promovido los descubrimientos realizados por usted en Puruchuco. Incluso lo han invitado a dar conferencias en Washington.

–Así es. De las excavaciones que hicimos en Puruchuco-Huaquerones, entre 1999 y el 2001, la que puso el sitio en escena mundial fue aquella en que se descubrió un cementerio inca donde recuperamos 1.286 fardos funerarios. Se hizo público en el 2002, en una conferencia de prensa en Washington que dio lugar a un reportaje de la revista National Geographic, que dedicó la portada. Se produjo también un especial de TV, Inca Mummies, transmitido a 186 países del mundo. Desde entonces Puruchuco ha tenido resonancia internacional.

–En el 2007 la atención la concita el cementerio de soldados incas y el hallazgo de un guerrero muerto por arma de fuego.

–Sí, descubrimos 72 individuos muertos en el Cerco de Lima. De acuerdo con las fuentes históricas, murieron el 14 de agosto de 1536 después del mediodía. Lo sabemos porque hemos correlacionado la evidencia con los relatos de las crónicas y notamos que las heridas, producidas por armas de hierro europeas, coincidían con los textos.
Encontramos un individuo, después dos más, muertos por disparos. Es la primera vez que la arqueología americana identifica personajes muertos en el proceso de la conquista. National Geographic produjo entonces otro documental, Inca Rebellion, con el que Puruchuco se catapultó a nivel mundial. Pero el Estado no ha estado a la altura de esa fama: no ha mejorado su conservación ni la protección de sus áreas colindantes. En Puruchuco está la más grande necrópolis del Horizonte Tardío del continente, con un sector con diez mil tumbas esperando ser investigadas y protegidas. Entre perros que escarban, huaqueros y fumones, la necrópolis se destruye.

–National Geographic percibe la importancia de Puruchuco y no el Estado.

–Esa es la tragedia del país: nuestros órganos competentes no lideran la conservación del patrimonio. El monográfico de National Geographic salió en 19 idiomas. Nunca el Perú tuvo tanta publicidad.

–¿Qué reveló el primer cementerio?

–Antes se decía que los incas eran una cúpula que administraba regiones mediante autoridades locales pero sin influir en la población. Pero las tumbas de Puruchuco muestran que la ideología inca está presente, plasmada en tejidos o cerámica.

–¿En qué estado se halló a los guerreros?

–Los muertos del cementerio tradicional estaban sentados, con las rodillas próximas al mentón y las manos entre las rodillas y la cara, envueltos en una mortaja y un fardo funerario; en el cementerio de guerreros los individuos estaban depositados como sea, echados, boca arriba, boca abajo, flexionados, no en fardos sino en mantas. Fueron enterrados en tumbas a solo 50 cm de la superficie. Sus restos confirman cómo eran las guerras antiguas: dos bandos enfrentados cuerpo a cuerpo, protegiéndose con un arma defensiva en una mano y una ofensiva en la otra; el oponente que perdía el arma defensiva era golpeado en cara, brazos y pecho con golpes que descendían en ángulos de 45°, impactando el lado opuesto. Si ves un cadáver con un golpe en el lado izquierdo, cuyo impacto es de 45°, sabes que ha combatido contra un diestro. Ese grado de violencia no existe en el primer cementerio, lo que prueba que la conquista inca fue pacífica, es decir, les decían a los lugareños que tenían dos posibilidades: o resistirse, siendo aniquilados y reemplazados con yanaconas y mitimaes; o incorporarse al imperio, intercambiar mujeres, ceder tierras y permitir que sus nobles vayan a educarse al Cusco. Los señoríos pequeños lo hacen, pero los grandes, como chimú, no, sumándose a la empresa hispana. Así es como Pizarro vence a las tropas del general Quizu Yupanqui.

–¿Cómo se rompe el Cerco de Lima?

–El Cerco dura semanas, pero el 14 de agosto de 1536 llegan de Huaylas unos diez mil indígenas enviados por Inés Huaylas, la amante de Francisco Pizarro. Con ese contingente Pizarro rompe el Cerco y mata a Quizu Yupanqui. El ejército inca se repliega en dos direcciones: a Carabayllo por la quebrada de Canta, y a lo que es hoy la Carretera Central en dirección a La Molina, de allí a la quebrada de Lurín y luego a Yauyos, buscando el Camino Inca. De este bando se separa un grupo en Puruchuco. Es el que matan en batalla.

–¿Quién fue el soldado muerto por arma de fuego?

–No sabemos su nombre, solo que era muy joven. Él es la confirmación material de que allí hubo una confrontación.
–¿Dónde están los cuerpos?

–Fueron entregados al INC y se depositaron en el Museo de la Nación. De ahí los han llevado no sabemos dónde. Lo que corresponde al cementerio de la rebelión está en el museo de Pueblo Libre. En el 2004 el municipio ofreció construir áreas de exhibición y depósito pero no se concretó y tuvimos que conservarlos hasta el 2008, cuando los entregamos al INC.

–Se comenta que el ex presidente García relanza el tema del corte cuando dijo, en alusión a Puruchuco, “tres muertitos no van a detener el progreso”.

–Fue una frase infeliz, poco apropiada. Puruchuco es más que “tres muertitos”. Habría que responderle que el problema no es el corte sino preservar el sitio.

–¿Cuándo se origina la idea del corte?

–En los setentas, cuando el Instituto Metropolitano planifica la extensión de Javier Prado contra el espolón de Puruchuco. Luego hubo esfuerzos para que la ampliación pase por un costado del cerro, cruce la Carretera Central y no afecte el área. Pero las autoridades, entre ellas las del INC, no persistieron. Cuando se urbaniza la zona se aprueba el trazo y se determina que el cerro sea cortado sin considerar la zona arqueológica.

–¿Qué tan traumático será el corte?

–El corte va a afectar un pedazo de la zona arqueológica, el llamado espolón, dividiendo la zona en dos. En los noventa el concejo de Ate convocó al doctor Lumbreras para hacer un proyecto de evaluación y rescate. En el 2001, antes de ser director del INC, lleva a cabo el estudio y ya en el 2002 se firma un convenio entre los gobiernos locales y el INC para aprobar medidas de mitigación que atenuarían el impacto. Serían dos hectáreas las que se separen de 200. El problema es que sobre el espolón permanece una estructura del Horizonte Medio Tardío, reocupada en época inca, que quedaría en peligro. Hoy las barras bravas lo usan como tribuna cuando marchan al Monumental.

–¿Cuál es el plan de mitigación del INC?

–Entre las medidas estaban finalizar el proyecto de evaluación y el rescate de los bienes culturales, además de tareas paralelas como la construcción de áreas para depósito y exposición.

–¿En la resolución 268 del INC se propone un túnel subterráneo?

–Esa fue la propuesta que se hizo tras la evaluación realizada por Lumbreras. Creo que es poco viable pues un túnel impactaría en el propio cerro, ya que la roca es blanda. El túnel tendría que empezar a excavarse a una distancia mucho mayor al área del corte.

–¿Universitario presiona para el corte?

–En el 2004 intentaron ampliar Javier Prado pues la Copa América se jugaría en el Monumental, pero con el tiempo se olvidaron. Hay intereses mayores, como que van a construir un centro comercial cuya viabilidad es nula sin el corte.

–¿El centro comercial es el quid del asunto?

–Esa idea surge a raíz del corte. Los empresarios están esperanzados en el corte, y como el corte no se produce están frustrados y presionan. Ampliar la vía de acceso al Monumental es secundario.

–¿Dónde estaría ubicado?

–En el área inmediatamente adyacente a Puruchuco. ¡Son 22 o 24 hectáreas!

–¿Hay evidencia arqueológica?

–Lo desconocemos.

–¿Qué grupo alienta la construcción?

–Me parece que Interbank.

–Quienes han protestado afirman que el tema fue mal llevado por los técnicos.

–En nuestro caso el municipio de Lima nos pide ejecutar el trabajo de evaluación y rescate en el 2004. Pero nosotros no determinamos si se hace o no el corte. La decisión del corte es de la autoridad competente, no nos corresponde ni a mí ni a Lumbreras. Lo que mueve a los manifestantes es comprensible pues a nadie le gusta que se mutilen zonas arqueológicas por una idea de progreso incompatible con la verdadera modernidad.

–La preservación apuesta por el turismo.

–Evidentemente. Hay un auge del turismo y con Puruchuco tenemos un área internacionalmente reconocida. La reconstrucción del palacio hecha por Jiménez Borja y nuestras investigaciones se desarrollaron con fondos privados. ¡El Estado debe invertir! Creo que aún se puede desviar el tránsito por otro lugar: se puede conectar Javier Prado con Separadora Industrial, aunque eso supondría gastos y se generaría oposición.

–El corte será criticado en el exterior.

–Así es. Pero estamos ante situaciones recurrentes que sirven de precedente a gente que arrasa con el patrimonio: a Wari y a Ollantaytambo les han metido una carretera por el medio y nadie dice nada; al Marriot del Cusco lo cercaron y nadie pudo ver qué hacían dentro. Estamos despersonalizándonos, tumbando edificios coloniales y republicanos, reemplazándolos por modernismos sin sentido. Lima es Patrimonio Cultural de la Humanidad y la estamos destrozando.

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