Por la derogatoria de la ley 29164. Maria Sumire

Por la derogatoria de la ley 29164

Cusco, cuna de la civilización incaica y capital histórica del Perú, está en pie de lucha debido a la aprobación, mediante un procedimiento irregular, de una ley que pone en peligro el patrimonio cultural de la Nación.

En efecto, la aprobación de la Ley 29164 “de Promoción y Desarrollo Sostenible de Servicios Turísticos en los Bienes Inmuebles Integrantes del Patrimonio Cultural” siguió un trámite irregular. Pese a existir un pedido de la Comisión de Comercio Exterior y Turismo, de que el dictamen volviera a esa comisión para recabar más opiniones y buscar otra fórmula legal, el vocero de la Alianza Parlamentaria, Carlos Bruce, logró que la Junta de Portavoces dispense de la
segunda votación el proyecto de ley de su autoría.

Con eso logró evitar que el pleno del Congreso se pronuncie sobre la ley” y que el debate fuera conocido por la opinión pública. Nos preguntamos ¿por qué seguir una vía irregular? Si contaban con los votos del APRA, de Unidad Nacional, Alianza Parlamentaria y el Grupo fujimorista, ¿por qué no permitieron un debate público?, ¿por qué no escucharon a los especialistas? Eso es lo que despertó sospechas.

La Ley 29164 ha generado algunas adhesiones regionales y mayoritarias resistencias no sólo en Cusco sino también entre reconocidos arqueólogos como Walter Alva, del Museo del Señor del Sipán; Ruth Shady, directora del Proyecto Caral y Luis Repetto, exdirector del Instituto Nacional de Cultura (INC).

En Cusco el rechazo es total y las organizaciones representativas del pueblo, que convocaron una multitudinaria marcha el 23 de enero, se aprestan a impulsar un paro regional en los próximos días exigiendo la derogatoria de la ley.

Consideramos que el Estado peruano no puede abstraerse de su obligación de velar y proteger el patrimonio cultural, tal como se comprometió al suscribir la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la UNESCO en 1972.

Creemos que la norma aprobada simplemente busca la generación de monopolios, pues favorece al gran capital, a aquellos inversionistas que proveen servicios de hoteles de 4 y 5 estrellas y restaurantes, de 4 y 5 tenedores. ¿Y cómo se benefician las comunidades originarias, depositarias de la inmensa riqueza cultural ?

Cusco, por lamentables experiencias, no tiene confianza en los grandes inversionistas que sólo buscan el lucro. A ellos no les interesan preservar el medio ambiente, respetar la identidad ni el paisaje cultural.

Los cusqueños no olvidamos el caso de la empresa Backus que llevó una pala mecánica hasta Machu Picchu para filmar un spot publicitario y que destruyó parte del Intihuatana. ¿Las autoridades lograron que fuera restaurado? Lamentablemente, el tiempo ha servido para que todos olviden el incidente.

Con instituciones estatales débiles, con bajo presupuesto y con algunos funcionarios proclives a la corrupción, tenemos el derecho de pensar que con facilidad se podrá ver en las zonas adyacentes de los monumentos, hoteles y otros servicios que rompen “el paisaje cultural”.

El INC difícilmente podrá ejercer el control sobre las concesiones. Ruth Shady, del proyecto Caral ha dicho que el INC “tiene una institucionalidad débil y no cuenta con la capacidad técnica para vigilar las construcciones.

Para Walter Alva y Luis Repetto, el INC no tiene capacidad técnica para atender estos temas. Si no pueden resolver cosas inmediatas, como lo ocurrido en Pisco, donde aplanaron la Iglesia de la Compañía sin que nadie dijera algo, cómo van a atender la fiscalización de la concesión en todo el país, dijo Repetto.

La seriedad del tema obliga a revisar el papel del Estado, a fortalecer sus instituciones, a proveer de recursos y personal capacitado. Sin un registro exhaustivo del estado de nuestro patrimonio cultural, con su respectivo plan de manejo, poco se podrá esperar en caso se persista con la aplicación de la ley.

Nuestro patrimonio cultural corre peligro y por ello estamos luchando por la derogatoria de la ley. Necesitamos una ley que favorezca al pueblo cusqueño y que fomente, sobre todo, la participación de la comunidad en el desarrollo turístico.

LLaqtanchispa kaqninqa, manam imaraykupas qhatukunmanchu
Lo que es de nuestra tierra es innegociable

Maria Sumire
Congresista de la República

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