El Primer Congreso de Políticas Culturales
SOBRE EL 1ER CONGRESO NACIONAL DE POLÍTICAS CULTURALES. LIMA 3-5 DE DICIEMBRE DEL 2008. UNA OPINIÓN.
“asumí irresponsablemente esta responsabilidad”
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Estas líneas del discurso inaugural de Cecilia Bákula reflejan patéticamente la perspectiva cultural del 1er Congreso Nacional de Políticas Culturales, un evento que fue hecho casi exclusivamente para un autorrespaldo, para legitimizar ante la población una gestión mediática y mediocre al frente del Instituto Nacional de Cultura (INC), una gestión cuyo único norte ha sido acabar con la compleja cultura nacional, deshacerse del patrimonio cultural peruano, y gestionar a favor de la conversión económica de los bienes culturales.
Pero Cecilia Bákula no solo demuestra su arrogancia con este evento, su participación en la gestión y defensa de los bienes culturales expresan patéticamente que de estas materias no sabe, a excepción quizá – cuestionable - sobre normatividad literal en cultural, y casos como los bienes culturales de Machu Picchu secuestrados por Yale, o la planificación descarada de
Este evento no obstante, ha reflejado con extremada nitidez la mentalidad eurocentrista del gobierno y su representante en el INC, instaurando una dependencia organizativa ideológica con
Bákula, era obvio, se sentía complacida en el congreso entre un cúmulo de asistentes, muchos de ellos sin rumbo intelectual, sin ideología definida – muchos llamados “promotores culturales”, mismos que contrastaban con los miembros de una mesa europea, que sin duda compartían la clara ideología liberal recalcitrante de Bákula, y esa es otra clave del evento. El Congreso fue un show premeditado, no fue un llamado al debate concienzudo de propuestas intelectuales de alto rango nacidas del estudio de la realidad nacional, fue en general un debate insulso sobre propuestas aéreas acerca de “cultura” que más recuerdan asignaturas normativas de alguna universidad privada. Como si nada existiera, ¿es que acaso no hay parámetros históricos de desarrollo o visiones procesuales del devenir de las políticas culturales de un estado nacional republicano centenario?; aquí no existe nadie, pues nadie ha hecho nada por las políticas culturales del Perú, excepto claro, Bákula, los españoles con el “pensamiento Jordi” y el Congreso, para Cecilia Bákula las Políticas Culturales empezaron muy probablemente el 2008.
Pero no todo es malo, es mala la trampa y el congreso no le alcanza a nadie para remediar los desastres en política cultural de este gobierno, que en este evento ha repetido los errores clásicos de percepción social respeto a cultura. Un ejemplo claro es la negación de la variación cultural mediante la afirmación de la misma, y en el congreso no se han hecho participes los agentes culturales sociales vivos, las poblaciones, pueblos, ayllus o comunidades nacionales, que por supuesto están implícitas en el concepto trillado, inefectivo, necio, y patético de la multiculturalidad peruana; y este efecto es deliberado. Para los antropólogos del INC, los ayllu o comunidades campesinas, los pueblos amazónicos más recónditos, sólo existen en sus mapas “multiculturales”, o cuando éstos mismos pueblos van a Lima a decirles que tradición nativa vale la pena preservar o declarar (y esta es política del INC), o cuando miles de peruanos guerreros de la amazonía dicen no con sus lanzas a una ley que los despoja de sus tierras milenarias.
Todo el evento ha sido nominal y como dije premeditado, todas los documentos de trabajo, “matrices”, fueron elaborados mediante grupos preseleccionados con meses de anticipación y en el evento sólo se debatieron al final las plenarias de estas matrices que llegaron como acuerdos definitivos a ser consolidados, después de eso, valga el hecho, todos estos documentos aparecen como “propuestas nacionales” con valor de derecho consuetudinario, emanadas del debate abierto de “representantes nacionales”; nadie votó nada obviamente y después de las discusiones todos fueron santificados, especialmente los españoles que se solazaban entre los aplausos de todos, de casi todos. Pero yo digo que un Congreso sobre comunidades campesinas hecho por las comunidades campesinas de Jauja, o un Congreso de pastores de vicuñas de las comunidades de Lucanas, o un Congreso de pueblos amazónicos de la cuenca baja del Urubamba, o un Congreso sobre comportamiento urbano de Matute hecho en
Más allá de eso no hay nada que decir de nadie, muchos “intelectuales” se han beneficiado mediaticamente de este evento y es más que evidente que un falso sesgo academicista pobló la mayoría de los discursos más relevantes. Un término expresado por un ponente sin embargo puede revelar el contenido profundo del Primer Congreso de Políticas Culturales: “me encanta la cultura del arroz con mango”. Había momentos – y esta es una confesión – que mirando a mi alrededor y escuchando cómo podemos hacer para sacar provecho pecuniario de las tradiciones culturales, sentí que estaba en Puerto Rico o en el mediterráneo español; y esa es la visión última de una clara política cultural de este gobierno, la enajenación social de nuestra riqueza cultural, la incorporación de conceptos comerciales sobre los bienes comunitarios –muchos de ellos milenarios- la desaprensión ideológica de los valores morales de autorreconocimiento y pertenencia social e histórica del pasado peruano, de las guacas y bienes arqueológicos por ejemplo, el olvido; la incuria, la percepción negativa de lo que no produce un valor económico.
Pero no todo es malo nuevamente, los que fuimos, pasando la selección, tuvimos que ver y confirmar una vez más como se planifican las políticas culturales sobre remesas ambiguas de conocimientos genéricos y se aplican recetas eurocentristas en un país cuya cultura propia no tiene paralelo en el mundo; y de esto no tiene la culpa ni la propia Bákula, ella es la representante legítima del “arroz con mango” cultural del Perú, incapaz de sentir algún tipo de aprensión moral por los bienes arqueológicos de Machu Picchu, o de expresar dos palabras por la defensa del milenario edificio de barro más grande e importante de Lima –
No!
Lima, 31 de diciembre del 2008
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